Hay fiesta en el cielo por el Padre Rolando

Queridos hermanos:

Hoy, día de Nuestra Señora de Las Mercedes, celebramos con esta santa eucaristía la partida al cielo de nuestro queridísimo hermano Álvaro Rolando Chávez, un sacerdote misionero egresado del Seminario Diocesano Redemptoris Mater.

El Padre Rolando, como todos lo llamábamos, deja una larga estela de realizaciones espirituales y profundas huellas de amor, amistad y misericordia entre nosotros. Durante su misión sacerdotal ha sido párroco, fue itinerante, director espiritual, pero, sobre todo, entrañable hermano de la primera comunidad de la Parroquia San Gabriel, preocupado siempre por el camino de fe emprendido por cada uno de nosotros. La creación del hombre tiene dos tiempos: el nacimiento y la muerte. Del primero pocos son testigos, escasamente los médicos participantes del parto; pero nosotros, en virtud de la infinita misericordia del Altísimo, hemos sido testigos de la manifestación gloriosa de Dios durante la grave enfermedad que le afectó y la agonía que padeció, la cual sirvió de cruz para su paso a la vida eterna, adonde al final de los tiempos resucitará junto a Nuestro Señor Jesucristo.

Ver a un hermano exhalar el último suspiro, entregar a Dios Padre Todopoderoso su aliento final de la vida
terrena, es una gracia incomparable; verlo clamar ¡Mamá!, presagia su vuelta al claustro materno del cual salió un día, el 9 de julio de 1964, en Ciudad de Guatemala. Rolando subió estoicamente a la cruz de su enfermedad, un adeno carcinoma hepático con metástasis pulmonar, sin quejarse, sin incurrir en apostasía contra Dios, ni contra su Hijo Jesucristo, ni contra -El Espíritu Santo, ni contra la Virgen María, ni contra la Iglesia Católica. Proclamó siempre su fe evangelizadora, y su dolencia ha sido, para nosotros, fuente desde la cual abrevaremos la Santidad y la misericordia bajada del cielo. Rolando llegó procedente de la nación centroamericana hacia nuestro país, República Dominicana, en 1990. Entonces era un jovencito de 26 años, inquieto por las cosas del espíritu y con una marcada. Vocación pastoral para estudiar en el Seminario Diocesano Redemptoris Mater, que para esos años abría sus puertas, posteriormente bendecido por el Papa San Juan Pablo II en 1992. También estudió en el Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino; ordenado diacono el 29 de junio de 1996. Al año siguiente, fue ordenado presbítero en la Catedral de Santo Domingo Primada de América. Sirvió como párroco en la Iglesia de Santa Bárbara, zona colonial, y de Santa María Madre de Dios, de la zona universitaria. Posteriormente, fue enviado a su natal Guatemala para la misión sacerdotal en la Parroquia Sagrada Familia en Mixco, Guatemala, donde laboró desde el año 1999 hasta el 2012.

Al retornar nuevamente a Santo Domingo, fue enviado como itinerante a la Línea Noroeste donde regó la semilla de la fe católica durante cinco años, testigo de ello son las nutridas delegaciones bienvenidos a esta eucaristía procedentes de Mao, Valverde; Montecristi, Mención, Santiago Rodríguez, Dajabón y otras comunidades de la geografía nacional. Finalmente, fue enviado como Vicario a la parroquia Nuestra Señora de Fátima y a la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza, en Villa Mella, Santo Domingo Norte.

Amante y conocedor del futbol, deporte que practicó en su mocedad hasta que la mano de Dios frustro su aspiración deportiva a través de una lesión. Era un confesor incondicional de los jóvenes de quienes conocía sus sufrimientos, anhelos y estrecheces sociales y emocionales. Fue director espiritual en El Salvador; también del Seminario de Santiago en nuestro país. Álvaro Rolando Chávez ha sido llamado por el Padre. Partió, de la mano de la Santísima Virgen María, que hoy conmemoramos, con la esperanza de resucitar junto a Jesucristo al final de los tiempos. Y nosotros, sus hermanos de la primera comunidad de San Gabriel, esperamos reunirnos con él atravesando el
camino de fe y salvación que la voluntad de Dios nos ha trazado.

Descanse en paz.

24 de septiembre 2018.
Por Melvin Matthews.
PRIMERA COMUNIDAD PARROQUIA SAN GABRIEL.

Muchos se está hablando

Padre J Ruiz

Mucho se está hablando estos días de la crisis dentro la iglesia católica, muchos católicos empiezan a cansarse y a preguntarse qué pueden hacer. Aquí mi propuesta

La historia de nuestra Iglesia ha estado siempre plagada de crisis. Sus mismos inicios estuvieron manchados con la traición de Judas, la negación de Pedro y tantos otros pecados que llevaron a Cristo a la Cruz.

En el siglo X se vivió el así llamado “Siglo oscuro”, en el que los Papas estaban al servicio de las familias romanas, que los usaban a su antojo para sus intereses políticos y familiares.

El Cisma de Occidente vio a tres papas luchando entre sí por ser el legítimo Vicario de Cristo. El Renacimiento tuvo a papas como Alejandro VI o Julio II, que dejaron mucho que desear de su misión como Sucesores de Pedro. Y la Iglesia siguió adelante…

En el siglo XVIII, algunos Papas jugaban a ser emperadores e incluso uno de ellos (Clemente XIV) cayó en los juegos políticos de reyes masones y suprimió la Compañía de Jesús.

Y en todos estos períodos han existido Cardenales, Obispos, sacerdotes y laicos que de católicos no tuvieron nada, sino que mancharon la Iglesia de Cristo y ofendieron terriblemente a Dios con sus tremendos pecados.

Así pues, nuestra época no es ajena o especial. Toda la historia de la Iglesia ha estado manchada por el mal y la miseria de muchos de sus miembros. Y aquí viene la pregunta: ¿cómo es que ha seguido? ¿Qué es lo que la ha sostenido en estos dos milenios de historia?

Primeramente, porque es Dios quien está detrás. No se entendería nada si no fuera por Él.

Pero, también, esa historia de pecado siempre fue acompañada por historia de santidad: hombres y mujeres, papas, cardenales, obispos, sacerdotes y laicos santos que, con su vida y ejemplo, elevaron el nombre de la Iglesia y de Cristo.

La historia, sin los santos, sólo son guerras, cambios de poder de un país a otro, corrupción y pecado. Pero, cada cierto tiempo, Dios señala el camino que Él quiere que sigan las cosas que han de ocurrir, y el letrero que Él usa una y otra vez es un santo.

Por eso, quiero proponer como respuesta muy inmediata y clara a lo que estamos atravesando como Iglesia, una llamada a todos a buscar con nuestra vida, ejemplo, oración, apostolado, etc., a mostrar el verdadero rostro de Cristo. Llamo a una #RevoluciónSantidad

Tú que lees este mensaje, puedes y debes ser santo. Tú y yo podemos sostener con nuestros pequeños o grandes actos de amor a nuestra Iglesia sufriente, a Cristo que llora aquí en la tierra por nosotros.

¡Sé santo ahí en donde estás y en donde Dios te llama! Médico, arquitecto, sacerdote, ama de casa, estudiante, político, ingeniero… ¡lo que sea! ¡Ser santo es como vamos a cambiar nuestro mundo y como mejoraremos nuestra Iglesia!

Y esto no se trata de tomar partido por nadie, sino que es una invitación a buscar ser lo que tenemos que ser. Y si de verdad somos eso que tenemos que ser, ¡prenderemos fuego de amor al mundo!